Algunos de los riesgos más extremos de un uso indebido del gas de la risa son la bajada brusca de la presión arterial, infarto de miocardio, hipoxia (falta de oxígeno) o alucinaciones visuales, entre otras.
Su utilización debe estar restringida a prescripción facultativa y se requiere de una historia clínica previa y una anamnesis detallada para detectar posibles contraindicaciones.